EL EXPERIMENTO FALLIDO DEL DIVORCIO.
Desde su aprobación en 1987, la ley de divorcio en Argentina fue impulsada como una solución a aquellas parejas que no tenían hijos y por ende no justificaban su permanencia en el matrimonio, o que teniendo hijos se encontraban en una situación insostenible.
Fundada también en la libertad de asociación y sin observar el éxito social histórico de dicha institución, los legisladores, decidieron seguir la tendencia mundial en occidente y dar lugar a este experimento que hoy conlleva 36 años de fracasos.
A lo largo de los años, ha quedado en evidencia que esta nueva institución y el modo en que fuera ideada, ha generado una serie de problemas que afectan a los hombres y a la sociedad en general.
Uno de los principales problemas que han enfrentado los hombres a lo largo del matrimonio, es la situación de ser rehenes de la voluntad de su pareja, pudiendo ser privados en todo cualquier momento de sus bienes, presentes y futuros, y de sus hijos para el caso disentir. De este modo, a vistas de un proceso de divorcio ante una pelea marital, el hombre se enfrenta con la certeza de perder su hogar, el 50% de sus bienes y perder contacto con sus hijos. Este sistema impide que el hombre lleve el liderazgo masculino de su hogar marital, convirtiéndose en un medio de enriquecimiento su mujer, con una fecha de expiración incierta en la que la pareja decida “cobrar sus fichas”, como si de un casino se tratase.
Sin perjuicio de lo que indican las leyes, en la mayoría de los casos, las mujeres obtienen la custodia de los hijos, la que las habilita a cobrar mantenimiento por parte de las ex parejas y al mismo tiempo los que deja a los hombres en una situación de aislamiento y lejos de sus hijos.
Resulta especialmente peligroso para los hombres de menores ingresos, donde los pagos de alimentos no están relacionados directamente con las necesidades alimentarias del niño, sino que implica un porcentaje de su salario. Esta pérdida de ingresos que en muchos casos es mayor al 40% de lo que recibe en concepto es un salario vivible, deja al hombre en la indigencia. Esta situación impide que los hombres puedan rehacer su vida y mantener una estabilidad económica.
En un primer momento, como se dijo, para poder divorciarse, debía existir una causa razonable, como la infidelidad, la violencia, o debían las parejas estar de acuerdo en la separación luego de haberlo intentado durante un plazo razonable, siendo el juez quien se encontraba facultado a concederlo o no.
Eventualmente, se legisló la modalidad de “divorcio sin causa” que permite a una de las partes solicitar el divorcio en cualquier momento sin necesidad de justificar su decisión, siendo beneficiada de la misma manera que si hubiera habido un acto de infidelidad. Es decir, obteniendo la mitad de los bienes gananciales, alimentos, indemnizaciones, y toda clase de premios para la mujer y castigos para el hombre que prevé la ley y la jurisprudencia.
Este incentivo perverso ha socavado la institución del matrimonio, creando una generación de hombres víctimas del estado y de las mujeres que buscaron mantener un estilo de vida a costa de sus parejas, que ellas mismas jamás podrían proveerse por si mismo, ya sea por falta de voluntad, capacidad, o tener intereses en otros aspectos mas holísticos de la vida.
La realidad es que este experimento social ha fracaso, cayendo el índice de matrimonio a niveles terminales; la pauperrima cantidad de nacimientos ha invertido la pirámide poblacional o se encuentra encaminado a ello y las naciones de occidente se encuentran encaminadas a su extinción a las manos de sociedades religiosas como la musulmana si no hacen un cambio de rumbo.
Más del 50% de los matrimonios terminan en divorcio y son iniciados entre un 80% y un 90% por las mujeres. Quedan invitados a sacar sus posibilidades de éxito y las consecuencias de dicho fracaso.
Este experimento social fallido que ha perjudicado seriamente a los hombres en términos económicos y sociales. Debemos expandir estas advertencias y cuidarnos los unos a los otros hasta que lo insostenible de la situación provoque un cambio. Mientras tanto recuerden, los amigos de verdad no dejan que los amigos se casen
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Habiendole leido el artículo a un familiar, ella lo tildo de injusto hacia la mujer. Que en ciertos casos pasa la vida cuidando a sus hijos y le pareció justa la división de bienes.
Almenos en ese caso, ami me hizo un poco ruido la parte del artículo de que las mujeres se aprovecharían del hombre para luego divorciarse y obtener mejores bienes. Ya que para casarse en una primera instancia el hombre debería estar enamorado. Como que sería un caso medio aislado que la mujer aproveche exclusivamente de esto para obtener una mejor vida.
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Pregunta sobre un ejemplo: Digamos que mis tios están en pareja hace más de 20 años viven juntos pero nunca se casaron. Se divorcian…
En base al articulo publicado me surgieron las siguiente preguntas: 1) Dado el caso de casarse se podía firmar algo para separar bienes de antemano? 2) Me gustaría saber como se piensa al casamiento hoy en dia, si es algo usual. Me refiero a como lo ve cada generación X,Y,Z por lo visto en mi generación si quiero generalizar parece hasta descartado 3) No debería reformarse justamente el planteo en termino judicial por así decirlo. Ya me parece cualquiera, que si te separas de alguien te corresponda algo. Pero bueno capaz estoy re mal yo. Distinto es si compraron un inmueble juntos, osea con los ingresos de ambos. Un ejemplo: Si X tiene un depto antes del casamiento. Al divorciarse el 50% de es…