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LA GRAN DEPRESIƓN DEMOGRAFICA šŸ˜”šŸ“‰

ĀæQuĆ© tienen en comĆŗn el Jueves Negro de 1929 y el aƱo 2020? Ambos marcaron el inicio de una gran depresión, solo que en este caso no solo es económica, sino tambiĆ©n demogrĆ”fica. La caĆ­da de los nacimientos en el mundo es un fenómeno que tendrĆ” profundas consecuencias para las sociedades del futuro. šŸ“‰


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En la pelĆ­cula y libro ā€œFight Clubā€, el protagonista expresa este sentimiento diciendo: "Somos los hijos del medio de la historia, sin propósito ni lugar. No hemos tenido una gran guerra. Ni una gran depresión. Nuestra guerra es una guerra espiritual. Nuestra gran depresión es nuestra vida". Esta frase resume el desencanto y la falta de sentido que sienten muchos jóvenes en la actualidad, que ven cómo sus oportunidades se reducen y sus expectativas se frustran. Esto, sumado a una agenda global de reducción de la población e incentivos perversos como la destrucción del matrimonio tradicional y la familia nuclear, entre otros factores, llevan a una inestabilidad que arrasa con la natalidad, sobre todo en occidente, pero tambiĆ©n en grandes partes de Asia. šŸŒ


Lejos de encontrarse sobrepoblado el mundo, en las Ćŗltimas dĆ©cadas se ha observado una tendencia generalizada al descenso de la natalidad y la fertilidad en muchos paĆ­ses del mundo, especialmente en los mĆ”s desarrollados. SegĆŗn un estudio publicado en la revista The Lancet en 2020, se espera que en 23 paĆ­ses -entre los que se incluyen EspaƱa, Italia, Japón y Tailandia- la población se reduzca a la mitad para 2100. El estudio tambiĆ©n proyecta que el nĆŗmero de personas en el planeta llegue a su punto mĆ”s alto en 2064 con 9.700 millones, antes de caer por debajo de 8.800 millones para fines de siglo, encontrĆ”ndose la mayorĆ­a de paĆ­ses desarrollados bien por debajo del nivel de reemplazo poblacional. šŸ“Š


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Este descenso de la natalidad tendrÔ un impacto negativo en varios aspectos de tu vida diaria. Por un lado, afectarÔ a la retención de información. Al disminuir el número de personas que transmiten y reciben conocimientos. Esto significa perder habilidades tecnológicas criticas para nuestro día a día. En otras palabras, vamos a perder la posibilidad de generar nuevas tecnologías, en incluso, perder tecnología que damos por sentado. Dependiendo de la severidad de la caída poblacional podríamos perder, por ejemplo, la habilidad de producir microprocesadores de computadoras y celulares, la habilidad construir y mantener aviones, la posibilidad de inventar nuevos antibióticos a medida que los anteriores se vuelven inefectivos, o la ingeniería genética necesaria para producir cosechas abundantes y terminar sufriendo, hambrunas. Ni hablar de expandirnos a otros planetas o procurar una seguridad a nivel especie. 🌐


Es un hecho que civilizaciones que perdieron una parte sustancial de su población, pierden habilidades tecnológicas, como resultado de perder su base poblacional, como sucedió con tribus indĆ­genas en OceanĆ­a que perdieron contacto con la parte continental debido a elevaciones del nivel del mar. En este caso, perdieron el conocimiento para realizar canoas, recipientes de cerĆ”mica, arcos y flechas. Este mismo destino nos depara para el caso de continuar en esta tendencia. šŸļø


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Por otro lado, perjudicarĆ” a las cadenas de producción, al reducir la oferta y la demanda de bienes y servicios, generando crisis económicas generalizadas. Por Ćŗltimo, dificultarĆ” el cuidado de los ancianos, al aumentar la proporción de personas mayores dependientes, desviando de industrias mĆ”s vitales como las mencionadas arriba. šŸ’¼


Proyectando estos datos, podemos suponer que pasaremos de vivir en un paradigma de abundancia y crecimiento a un paradigma de escasez, hambrunas y retraso tecnológico. šŸ“ˆ


Algunos pensadores sostienen que existe una guerra cultural e ideológica contra los hombres, que buscan desnaturalizar las diferencias biológicas entre los sexos, imponer una agenda polĆ­tica basada en el gĆ©nero y promover una sociedad andrógina e infĆ©rtil. Esta guerra habrĆ­a provocado una crisis de identidad masculina, una pĆ©rdida del rol paterno y una desvalorización de la figura del hombre proveedor y protector, sometiĆ©ndolo a todo tipo de desincentivos. Todo esto podrĆ­a contribuir a la disminución de la tasa de natalidad, ya que los hombres estarĆ­an menos interesados en tener hijos y formar una familia en un contexto social que los desfavorece y los discrimina. šŸ‘Øā€šŸ‘©ā€šŸ‘¦ā€šŸ‘¦


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ĀæQuĆ© podemos hacer para revertir esta tendencia? šŸ¤” Algunos expertos proponen medidas como incentivar la natalidad con ayudas económicas y sociales, facilitar la conciliación laboral y familiar, promover la inmigración y mejorar la educación sexual y reproductiva. Sin embargo, los Ćŗnicos paĆ­ses que mantienen sus niveles saludables, son aquellos que mantienen roles tradicionales.


Lo cierto es que no hay una respuesta Ćŗnica ni fĆ”cil a este problema. Lo que sĆ­ estĆ” claro es que el primer paso es el de recuperar los roles tradicionales y oponerse a las tendencias que proponen desnaturalizar o despreciar el liderazgo masculino. Dejemos que esta gran depresión se convierta en nuestro gran propósito, ya que la sociedad depende de que ocupemos nuestro lugar. šŸ¤šŸŒŸ



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