No es una“ batalla cultural”, es una guerra civil.

En occidente se han gestado dos visiones morales del mundo. Por un lado, la cristiana sobre la que se germinó el éxito de occidente, gobernada por principios morales de respeto a la propiedad privada, la vida, la verdad y la libertad individual (no robaras, No mataras, no darás falso testimonio, y la libertad de escoger bien o mal y aceptar las consecuencias). Esta sociedad moral y descentralizada dio lugar a un crecimiento impensado a nivel económico, tecnológico y moral, aboliendo sus contradicciones internas como la esclavitud y la discriminación fundada en la ley.
Por otro lado, desde el declive de la religión que ya hubiera referido Nietzche a finales del 1800, pensadores comenzaron a fomentar la posibilidad de una sociedad colectivista librada de la vieja moral. En este nuevo paradigma, matar está justificado si beneficia al colectivo, donde lo producido por el individuo pertenece al colectivo, donde ir en contra de las ideas del colectivo se paga con la libertad y la vida. Al no existir valores morales absolutos, lo moral es lo que es mejor para el colectivo, y como el colectivo es un imaginario, es el gobernante es quien determina esto. Por ende, lo que dice el gobernante es lo que beneficia al colectivo. Este accionar termina indefectiblemente en una tiranía, como ha sucedido en los países colectivistas como cuba, Venezuela, unión soviética, china, Vietnam, etc.
Tras los conflictos de la segunda guerra mundial y la guerra fria, donde occidente se enfrento a dos Ideologias colectivistas (Fascismo y comunismo), y a pesar de haber resultado vencedora, las estrategias de desmoralización fueron impregnando el tejido social a través de universidades, bajo el disfraz de la “santísima” libertad de cátedras. Luego los graduados infectaron la industria del entretenimiento y una vez aceptadas por la nueva juventud adoctrinada, el mundo corporativo y la política, donde el objetivo es generar suficientes ideólogos para modificar las bases sobre las que opera occidente.
Mientras tanto La ley dejo de tener sustento moralmente justificable, y a pesar de seguir reflejando los valores cristianos, los renombró como “bienes jurídicos” y pasaron a estar respaldada por el peso de un estado policial. En la mayoría de los países de latino América salir a robar y matar se convierte en un trabajo más y no un defecto moral (como indico el político argentino Guillermo Moreno al apañar el robo como un trabajo honesto).
Bajo varios disfraces y excusas, pero todos con el mismo objetivo, los ideólogos operan para influenciar la cultura y hacerse del poder. El feminismo indica que la cultura occidental genera “desigualdad de resultados” a costa de la mujer, los movimientos marrones lo mismo para los que tienen ascendencia indígena (en estados unidos sería black lives matter y en europa los africanos o arabes), los movimientos trans y homosexuales también, todos bajo la bandera de la victimización piden la misma cosa; abolir la igualdad ante la ley, robar de los que producen y darle a las "victimas" para equiparar el resultado sin importar el mérito personal, redefinir el lenguaje para redefinir la verdad, obligar a cumplir con sus nuevas verdades morales, ya sea por la presión social, los medios de comunicación o la ley. El estadío final, será deshacerse de los enemigos, como ya claman las feministas con su grito "muerte al macho".
Estas dos moralidades no pueden coexistir, y no pueden existir puntos medios. Pensar que si pueden convivir, nos ha llevado a la desmoralización actual y perdida de las instituciones que nos han permitido prosperar hasta este punto.
Una sociedad solo puede funcionar cuando sus individuos coinciden sobre una base moral y pueden obrar de buena fe entre si. Si no lo hacen, sufre el desarrollo económico y humano. Argentina es un buen ejemplo de esto, cayendo en las manos de la ideología colectivista del fascismo desde 1930 en adelante, coincidente con su decadencia hasta el día de hoy.
La guerra ya comenzó y occidente jamás se dio cuenta hasta que empezó a perder capitales aún después de la caída del muro de Berlín. Caracas, Santiago de Chile, Buenos Aires, Brasilia, cooptados por lideres socialistas.
Demonizados como “la derecha”, con la finalidad de asociarlos a las sangrientas dictaduras militares de los 70´s (que justificaron su existencia en la pelea contra las mismas ideologías malignas), la misma ha sabido posicionarse envidiablemente en internet donde suceden todo tipo de escaramuzas. Liderado por grandes movedores de opinión y pequeñas diferencias entre unos y otros, las redes están dominadas por este resurgimiento de ideas. Sin embargo, han comenzado a batallar tarde y es una pelea cuesta arriba. Es nuestra responsabilidad crear conciencia y generar cultura para mantener nuestro estilo de vida.

El primer paso es ser consciente de que existe gente que desea destruir tu modo de vida, quedarse con lo que has producido y si pudiera esclavizarte para quedarse con lo que produzcas en el futuro, siempre bajo el buenismo de generar la "utopia", ya sea el igualitarismo, el feminismo, el ambientalismo, o cualquier nueva emergencia que sirva de excusa para arrebatar los derechos y ponerte al servicio del colectivo.
La frase de Thomas Jefferson “el precio de la libertad es el de la eterna vigilancia” , hoy más que nunca, resuena a verdad.
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