¿Alguna vez notaste que hay personas que siempre están dispuestas a ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio? Estas personas son los dadores, y tienen una personalidad generosa, altruista y colaborativa. Por el contrario, ¿conociste a personas que siempre buscan sacar provecho de las situaciones y de los demás, sin importarles el bienestar ajeno? Estas personas son los tomadores, y tienen una personalidad egoísta, manipuladora y competitiva.
Los dadores y los tomadores tienen formas muy distintas de relacionarse con los demás. Los dadores se enfocan en la mentalidad de abundancia, en crear valor para los demás, y se sienten satisfechos cuando pueden contribuir al éxito o la felicidad de alguien más, entendiendo que cuando dás siempre vas a recibir más de lo que entregaste. Los tomadores en cambio, se enfocan en la mentalidad de escasez, en extraer valor de los demás, y se sienten satisfechos cuando pueden obtener beneficios o ventajas para sí mismos que otros no tienen.
Estas diferencias pueden tener un gran impacto en el ámbito personal y profesional. Los dadores suelen ser más queridos y respetados por los demás, y pueden crear redes de apoyo y confianza que les facilitan el logro de sus metas. Los tomadores suelen ser más temidos y despreciados por los demás, y pueden generar conflictos y desconfianza que les dificultan el logro de sus metas.
Sin embargo, no todo es tan simple como parece. Los dadores también pueden caer en el extremo de ser demasiado generosos, y terminar siendo explotados o desaprovechados por los tomadores. Los tomadores también pueden aprender a disimular su egoísmo, y fingir ser dadores para ganarse la confianza o la simpatía de los demás.
Dentro de la dinámica del dador, se esconde una necesidad de ser aceptado, querido, o apreciado, donde el acto de dar, es una manera de relacionarse con el otro en espera de su reconocimiento. Los tomadores, en cambio, se sienten en una situación de escasez y asedio, donde reclaman constantemente se les de ese reconocimiento mediante actos de entrega.
Ambos extremos son patológicos, por eso es importante que sepas identificar a los dadores y a los tomadores en tu vida, y que actúes en consecuencia.
Los dadores y los tomadores pueden interactuar de diferentes formas. A veces, los dadores se encuentran con otros dadores y forman relaciones de apoyo mutuo y colaboración. Otras veces, los dadores se encuentran con tomadores y se convierten en víctimas de su abuso y explotación. Los tomadores pueden aprovecharse de la bondad de los dadores y pedirles favores sin ofrecer nada a cambio, o incluso perjudicarlos para obtener ventajas. Los tomadores también pueden encontrarse con otros tomadores y entrar en conflictos constantes por el poder y el reconocimiento.
Si sos un dador, debés aprender a poner límites y a decir no cuando sea necesario, para evitar que los tomadores se aprovechen de ti. Si sos un tomador, debes aprender a ser más agradecido y a dar más de lo que recibes, para evitar que los demás se alejen de ti o terminarás solo y sin oportunidades.
Los tomadores pueden ser encantadores al principio, pero luego muestran su verdadera naturaleza. Algunas señales de alerta son: piden mucho y dan poco, no agradecen ni reconocen el esfuerzo ajeno, no cumplen con sus compromisos ni respetan las normas, critican y descalifican a los demás, se atribuyen el mérito de lo que no hicieron, etc.
Es importante alejarnos de ellos. Los tomadores son tóxicos y nos quitan energía, tiempo y recursos. No vale la pena intentar cambiarlos ni complacerlos, ya que nunca estarán satisfechos ni agradecidos. Lo mejor es cortar el contacto con ellos o reducirlo al mínimo indispensable. Si tenemos que tratar con ellos por algún motivo, debemos ser firmes y claros en nuestras expectativas y condiciones, y no dejarse intimidar ni manipular por sus tácticas.
Elegí rodearte de dadores. Los dadores son positivos y nos aportan valor, confianza y apoyo. Vale la pena cultivar relaciones con ellos y devolverles lo que nos dan. Así podremos crear una red de personas que se ayudan entre sí y que contribuyen al bien común. Ser un dador no significa ser un ingenuo ni un mártir, sino ser una persona consciente y responsable de su impacto en los demás. Lo ideal es que busques rodearte de dadores, y que te alejes de los tomadores, para tener una vida más plena y feliz.
Los dadores y los tomadores son dos tipos de personalidades que tienen efectos muy distintos en las relaciones humanas. ¿Y vos? ¿Sos una persona balanceada? ¿Sabes poner limites o te morís por complacer? O por el contrario rara vez pensás en que le podes aportar al otro y estas interesado solamente en tu parte de la torta. Viví una vida de abundancia y actúa en consecuencia. Te prometemos que siempre vas a recibir más de lo que dás!
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